jueves, 17 de mayo de 2018

Aullido animal, de Sara R. Cabeza

Sara nos propone en Aullido animal (BajAmar Ediciones, 2017) una experiencia lírica salvaje y contradictoria, enormemente atmosférica y sugerente; un viaje de lo conocido y seguro a lo mítico, de lo propio a lo ajeno; un viaje iniciático hacia la extrañeza.
En Aullido animal se nos presenta un mundo curioso, metafísico, reflexivo. Una visión de los humanos observados por la fauna que los rodea. Sin embargo, Sara no habla solo de animales, de una vida natural mitificada e idílica. No nos retrata un locus amoenus, ni siquiera habla de contemplación en un sentido estoico y ascético. No. Sara, entre sus versos, nos habla de revolución, de golpe, de lucha. De conciencia. De un recorrido vital para romper a golpes las raíces y salir al encuentro de lo desconocido, de todo aquello que es puro, salvaje, extraño. Porque el yo poético encuentra en la naturaleza su identidad verdadera, su hogar real. Porque en la naturaleza el yo poético cura sus heridas, esas que la civilización no ha hecho más que acrecentar.
En la naturaleza, ese yo toma conciencia por vez primera de que en el mundo hay algo torcido que solo se endereza con pelea y evasión. Se trata de un huir para enfrentarse. Y hay que atreverse a ser la bruja loca del bosque, la gata que desde su almohadón niega a Dios, el gorrión que "sabe que todos los humanos/ mentimos con impunidad". Hay que dejar el hogar, lo conocido, la ciudad que sujeta nuestro espíritu, y emprender el viaje personal -liberador y revolucionario- hacia los bosques, los reales y los imaginados. Hay que correr hacia los bosques a reencontrarse con uno mismo. A reinventarse. A ser lo otro. A ser la mantis, el ciervo, las libélulas, el lobo. Ser un extraño en un mundo extraño que uno siente, de alguna manera, como propio. Ser uno más entre árboles e insectos porque "ese bosque era mi casa y no estaba ni en este mundo ni en el siguiente/ al que ahora pertenezco".


IMPULSOS

Las salamandras dicen que nos mueven
o la demencia
o la perversión
o el cretinismo
o quizás el amor.
Y no saben qué sentimiento es el peor.


III

Mientras paseaba,
una cría de gorrión
cayó de un árbol.
Me confesó que 
sus mayores traman,
contra nuestro orden,
una horrible sedición.
Pero, en mis manos,
era como un fruto,
maduro de ceniza.


Algunas imágenes de la presentación de Aullido animal en Albacete, el 12 de mayo de 2018 en Librería Popular.